UN ARBOL
ROJO
La
actitud de Fernando Fazzolari frente a las Artes Visuales y la nueva figuración
puede sintetizarse en el análisis de una sola de sus obras Resultante de la
transposición de los modelos de¡ expresionismo dé los años 30 a una época y
geógrafa particular.
Esa
obra: "Donde comen dos revela un despegue respecto de¡ preciosismo de la
irnágen y de las depuradas técnicas minimalistas e hiperrealistas en ruptura
con toda una orientación de la pintura.
Se
pueden detectar en su obra la tradición de Kemble, Noé, Deira, Macció o de la
Vega por sus juegas con fondos cromáticos difusos, tanto como por la
indefinición de algunos de los elementos de¡ cuadro.
En esta
obra de 1982 que comentamos hay dos platos, cuyos contenidos semejan mandíbulas
abiertas, en una transgresión ingeniosa de¡ acto de la comida. Son los
alimentos los que están en actitud de espera, como dos pirañas a la expectativa
de sus comensales entendidos como bocados sabrosos del menú.
"Donde
comen dos . . . : es una ironía de frases hechas, una ironía literaria en
abierta rebelión contra los estereotipos, lingüísticos; Fazzolari iconiza la
frase y la transforma, literalizando su contenido semántica en una imagen
carnívora: el que come, no es un comensal humano sino la propia comida
amenazante y al acecho, un feroz ser devorador.
"Como
comidos por la comida" sería la expresión lingüística de esta tela en
términos literales y no ya metaf6ricos.
Esto que
alude inequívocamente a la ausencia de los re- cursos, al hambre, a un sistema
de privaciones.- ubica al artista en una postura ligada a la problemática
social y a la represen- taci6n de una joven generación que se destaca por la
exhalación de los valores subjetivos.
En un
mismo sentido se destaca la presencia en los dos platos de las fauces de algo
interno al organismo, cosa que tiene que ver con la muerte y la. presencia
descarnada del hecho de que seremos devorados por nuestra propia voracidad
puesta a fuera.
Esta
visión canibalística que salta de lo grotesco a lo satírico caracterizó a las
pinturas que se exhibieron en 1983, en la Galería Arte Nuevo de la Ciudad de
Buenos Aires.
En la
muestra de 1984 en Adriana lndik Galería de Arte, si bien aparecen aún lecturas
antropom6rficas se observa la evolución de la imagen en un progresivo
reconocimiento del mundo ya que se traslada de la sola alusión anatómica a la
detección de la naturaleza en tanto el paisaje apuntando a la recreación de la
misma en una suerte de búsqueda del paisaje alojado en la memoria.
Para ello Fazzolari ha estimulado los vínculos con
sus, imágenes internas por medio de una suerte de ensueño inducido que le
permite arribar a siervos genuinos tanto en lo que hace a su concreción emotiva
como a la visión de la misma dónde recurre a una 'manifiesta bidimensionalidad
fruto de transponer la visión del objeto - pecho/ madre que regulaba sus obras
antropológicas a la naturaleza ahora omnipresente en toda la muestra.
El joven
y talentoso Fazzolari nos induce por medio de una alucinada gestualidad,
sensual y plena a relacionarnos con un ámbito bucólico, por momentos tropical
donde la naturaleza se evoca como Un canto a la vida y nos invade, nos recubre
como un cuerpo cálido y deseado.
Esta
muestra tiene además una continuidad, así como existe el paisaje, se intuyen
también espacios interiores donde se desarrollan otros dramas, en un ámbito
acogedor pero pro- fundamente inquietante por lo manifiesto o sugerido que da
pié a una nueva historia, un nuevo argumento,, un futuro signo a ser considerado.
Jorge Glusberg
Septiembre de 1984