Fernando Fazzolari

Exposiciones

Lezama

Parque Lezama

2013

Lezama

Croquiseros Urbanos
 
Nací y me crié en San Telmo. 

El parque Lezama era un territorio de magia, aventura y emoción. 

Y era siempre mi destino sin deberes.

Hasta casi grande.

 

Y de grande también.

Pasando por el mercado para comer un cucurucho de dulce de leche.

La plaza Dorrego era una plaza seca.

La barranca del parque, hoy retenida por un cruceiro gallego, era una forma de la infancia que nos permitía conocer una forma del principio de aceleración.

El anfiteatro tenía una gran pileta con peces de colores.

Nuestras voces eran los coros griegos.

Las lobas eran romanas y Rómulo y Remo a veces estaban, otras no.

Rin raje

Noches rusas vigilaban ortodoxamente nuestras guitarras

Pintando la fuente de  Brasil y Paseo Colón gané un premio de un concurso de manchas a donde me mandó el colegio.

Es la fuente de Neptuno y una náyade cualquiera, total él las tenía a todas en su espuma.

 

Me dieron colores y papeles como premio.

Nunca olvidare esa fuente….

 


En la fuente de Brasil y Paseo Colón se bañarían luego Anita Eckbert e Isabel Sarli.

Los saltimbanquis arrojan monedas de plata de espaldas para rogar fortuna.

Sandokán se escondía entre las palmeras de la calle de los copones.

Atracaba con su perla de Labuan  debajo del portaviones de la confraternidad argentino uruguaya.

Y Evita era capitana.

El Llanero Solitario perseguía bandoleros en un caballo blanco de la última calesita del sur

Dante Emiliozzi y Ruben Roux tenían carritos de rulemanes y corrían carreras en la segunda pendiente.

Diana fugitiva relataba desde su templete de hornero las alternativas de la carrera.

Alejandra Vidal Olmos y Martin se enclavaban en una novela de héroes y demasiadas tumbas y arrastraban los restos de Lavalle por la quebrada del museo.

El teatro en sus noches se servía en la explanada que da a Martín García, así la música y esas noches de encuentro.

Estar al borde de la barranca era asomarse a la frontera del tiempo.
Allí el río, luego mas allá inundación.

Imaginar sobre el fin de sus barrancas el camino de las carretas sobre el suelo de toscas.

 



Hasta aquí llegaba el río, todo lo que hoy se ve es progreso.

Y las bicicletas no tenían cambios y las cuestas eran cuestas y las bajadas llenaban los ojos de peligro.

Y así volví a visitarlo conmigo de la mano.