PINTAR, TAL VEZ
por
Fernando Fazzolari
Tatuarse el nombre en alguna
piel visible
para recordar la
manera en que he sido nombrado.
- Está
en otra parte...
Lograr una noticia de
identidad,
un acto de reincidencia de la
voz que,
en el origen,
fue dada por
otro.
- Y no poder seguir conservando
el ángel de los orígenes...
La piel como espejo del propio
cuerpo,
móvil, ajeno al
fin.
Qué rito,
qué magia ésta de unir el ser
a la piel
por la intermediación de la
tela.
Un ser que ilusiona lo eterno.
Una piel que muda
y se desprende
permanentemente de sí misma.
- Siendo que no siempre la
pasión del paraíso se quema
en el último
círculo del infierno...
Abismarse a esta experiencia
de ser y verse,
tentar la ficción de buscar la
materia en la imagen,
cumplir con la ilusión de
conocer -reconocer- perder
la propia forma en otra forma
que nos pertenece
y se aleja.
Cómo decir del acto,
ese momento en que se transita
una nada
que resulte más
tarde otra materia...
- Y no podré
asegurarte siquiera la esperanza.
Acudir a una forma,
toda vez que como registro
se aproxime a la vida,
a un color,
que transcurra detrás de la
tela,
a un tiempo que
circula bajo la piel...
Rodearse de seres privados
cuya única alternativa de
existencia
es imponer respetables
distancias
y afirmar que su historia
tiene demasiados años
tatuándose
para que alguien pueda por
mera proximidad incorporarla
y al mismo tiempo dejar una
fisura
para que delicadamente
le ofrezca el tiempo
impregnado de sentido...
Sembrar el olvido,
para cosechar el recuerdo bajo
otra escena,
aquella que la vida toma
después de teñirse de
sí...
Todo para nombrar el silencio
con el repliegue
Del 29 de Julio al 21 de
Agosto de 2008
Artistas
Fernando
Fazzolari, Juan Lecuona, Eduardo Médici,
Duilio Pierri
y Marcia Schvartz
Curadores
Fernando
Farina y Andrés Labaké
Coordinación
Rosa Aiello y Juan Balza